El marqués de Sade es un autor
mucho más complejo y sugerente que un simple escritor de fantasías
sádico-sexuales. Pero para entender esto hay que sumergirnos en su contexto, en
su obra y en su biografía. Sade, aunque noble, fue participante de la
revolución. Más aún, su propio espíritu plasmado en sus obras nos deja ver a
una persona de naturaleza rebelde hasta la raíz. Ateo, y de un espíritu incluso
moderno, confía más en la ciencia y en la naturaleza que en la superstición religiosa.
Así pues, la primera pista para una lectura del Marqués de Sade es entender su
espíritu revolucionario.
Con su obra, Sade nos deja
observar verdades intuidas pero no reveladas. Manejada con poca discreción,
podemos entrever que la élite social tiene sus “propias” ideas, valores y
preceptos de acuerdo a su “estilo de vida” tan distinto del vulgo. De esta
manera, no solo podemos hablar de una sociedad con una doble moral, sino que
incluso, esa doble moral es producto de una distinta educación según la
cuna de donde provenga cada individuo. Mientras que las masas son “esclavizadas”
moralmente por una ética religiosa culposa e inquisitiva. Los grupos
privilegiados como el alto clero, el ejército y la nobleza (mundos en los que
crece, vive y por ende, conoció bien Sade) tienen una educación paralela donde
una moral permisiva los guía a complacer y saciar únicamente sus apetitos
personales sin ningún tipo de consideración por los demás. Esta doble educación
es la que desprecia a una religión que condena, persigue y reprime al ser
humano hasta los rincones más íntimos de su ser y su sexualidad. El individuo
así, es extirpado de toda voluntad auténtica y es reprimido por la auto-condena
más severa y cruel. Sin embargo, para la élite es todo lo contrario. El camino
que se enseña es el de procurar la expansión de mi ser en la satisfacción de
todo tipo de apetitos. Es el ser sin límite expandido hasta la locura psicópata
que no encuentra saciedad ni límite. Como no encuentra la mínima empatía con
los demás.
Las referencias de Sade a este
tipo de vida y moral por parte de la aristocracia, el alto clero y la cúpula
del ejército, no deberíamos de limitarla simplemente a la mera fantasía
personal del autor. Sobre todo si recordamos la licenciosa vida de los
emperadores, patricios y capitanes romanos. Basta con mencionar a la dinastía
julio-claudia para encontrar antecedentes directos del comportamiento de los
personajes de Sade. De tal suerte que, no es absurdo el pensar que tal
comportamiento se pudo haber seguido hasta las cortes europeas que son herederas
directas del imperio romano. Pero el desenfreno de los emperadores
romanos no es, de ninguna forma, el único antecedente de esta moral libertina y
sádica, pues en el mismo vaticano encontramos numerosos casos de cardenales,
incluidos los papas, cuya vida licenciosa escandalizó hasta el extremo a una
sociedad romana acostumbrada a todo tipo de excesos. Al grado de que arrastrar
el cuerpo del Papa Juan XIV por los horrores y escándalos que cometió en vida.
Ahora bien, bajo los supuestos anteriores es que nos preguntamos qué quería reflejar verdaderamente Sade en sus personajes. Sobretodo en aquellos que pertenecen al alto clero, al ejército o a la nobleza y cuya existencia está totalmente entregada a satisfacer su placer.
Tendríamos que subrayar la intención pedagógica en la obra sadeana, que en algunos casos puede ser intuida e implícita como en el caso de Justine o Juliette, o en algunos otros puede ser mas explícita como en la Filosofía de tocador. De manera personal creo que Sade tiene esa firme intención en su obra de, no solo denunciar la doble moral de la sociedad, sino de "re-educar" a sus lectores para abandonar la moral judeo-cristiana castrante, culposa y cercenadora de todo verdadero brillo en el ser humano. En este sentido podemos marcarlo como un antecedente de la crítica nietzscheana también a la moral judeo-cristiana y su propia propuesta moral a partir de la tragedia. Ciertamente, el alcance intelectual de los escritos de Sade son pocos si los comparamos con el trabajo de Nietzsche; Sin embargo, la claridad intelectual hacia el rechazo a la moral judeo-cristiana y la educación vulgar, es algo muy patente.
Si Sade tiene una intención mas o menos pedagógica en su obra, ¿cuál es el mensaje que quiere transmitir? ¿Cuáles son las ideas, valores éticos y estéticos, sobre los cuales desea re-fundar a los seres humanos? Siguiendo el paralelo con Nietzsche, encontramos en Sade una suerte de aristocracia espiritual (espiritual no en el sentido religioso, sino en el sentido de actitud e incluso capacidades intelectuales). Dicha aristocracia se conforma por quienes son capaces de abandonar esa moral castrante, esa moral diseñada para la sumisión y la culpa, y pueden abrazar una moral vital, que cae en los excesos propios de la psicopatía.
Ahora bien, bajo los supuestos anteriores es que nos preguntamos qué quería reflejar verdaderamente Sade en sus personajes. Sobretodo en aquellos que pertenecen al alto clero, al ejército o a la nobleza y cuya existencia está totalmente entregada a satisfacer su placer.
Tendríamos que subrayar la intención pedagógica en la obra sadeana, que en algunos casos puede ser intuida e implícita como en el caso de Justine o Juliette, o en algunos otros puede ser mas explícita como en la Filosofía de tocador. De manera personal creo que Sade tiene esa firme intención en su obra de, no solo denunciar la doble moral de la sociedad, sino de "re-educar" a sus lectores para abandonar la moral judeo-cristiana castrante, culposa y cercenadora de todo verdadero brillo en el ser humano. En este sentido podemos marcarlo como un antecedente de la crítica nietzscheana también a la moral judeo-cristiana y su propia propuesta moral a partir de la tragedia. Ciertamente, el alcance intelectual de los escritos de Sade son pocos si los comparamos con el trabajo de Nietzsche; Sin embargo, la claridad intelectual hacia el rechazo a la moral judeo-cristiana y la educación vulgar, es algo muy patente.
Si Sade tiene una intención mas o menos pedagógica en su obra, ¿cuál es el mensaje que quiere transmitir? ¿Cuáles son las ideas, valores éticos y estéticos, sobre los cuales desea re-fundar a los seres humanos? Siguiendo el paralelo con Nietzsche, encontramos en Sade una suerte de aristocracia espiritual (espiritual no en el sentido religioso, sino en el sentido de actitud e incluso capacidades intelectuales). Dicha aristocracia se conforma por quienes son capaces de abandonar esa moral castrante, esa moral diseñada para la sumisión y la culpa, y pueden abrazar una moral vital, que cae en los excesos propios de la psicopatía.
De tal suerte que en Sade podemos
encontrar todo, menos ficción a nuestro parecer. Efectivamente, la plebe y la
nobleza tenían vida muy distinta y, por tanto, su educación y sus ideas debían
ser distintas. Ciertamente, en las altas esferas del poder social y político la
influencia de la iglesia era y es muy poderosa. Pero no debió de resultar falso
que en la intimidad “educaran” a sus propios vástagos según su opulencia y
excesos, de manera que hubiera una moral que justificara lo que comúnmente
sería condenado por las ideas vulgares (para el vulgo, la masa) de la iglesia
católica-romana.